sábado, 31 de marzo de 2012

Kimonos


Desde que trabajo con las kimmidolls pienso en que imaginacion tienen que tener la gente que diseña sus kimonos o la misma muñeca, en Japon se encuentran dos tipos de vestimenta: la tradicional y la moderna. En el vestuario tradicional, el kimono, que es una prenda llamativa larga usada por mujeres, hombres y niños en ocasiones especiales, la cual consta de un fondo, un forro y la parte llamativa superior. Tambien las mangas del kimono diferencian a las mujeres casadas de las solteras, cosa que no sabia hasta que no me e puesto a investigar.. 
El kimono ya casi no se utiliza por su dificultad de uso, antes había gente que se dedicaba a vestir a las personas con kimonos. Otras prendas usadas por los japoneses son: la yukata, que es un kimono de seda ligero de verano; la hakama, que es una prenda ceremonial; el jinbei , prenda masculina ligera usada como pijama; y el jūnihitoe , una prenda femenina similar a un kimono y usada por las nobles.
Entre las correas y fajas tradicionales, están el obi, que se usa junto con el kimono, la hakama y la yukata. En cuanto a los calzados tradicionales, están: el tabi y el jika-tabi , que son las medias tradicionales; el zōri , que son usados como sandalias; el geta, una especie de zueco; y el waraji, que es una sandalia usada por los monjes budistas.
El vestuario moderno japonés, existen algunas tendencias como el ganguro, que es una moda femenina de diseño, tener la piel bronceada y el uso excesivo de accesorios.
 Otra moda moderna en Japón es la moda lolita que está inspirado en la moda victoriana infantil con elementos del Rococó y que ha tenido derivaciones de las subculturas gótica, punk, meido, etc. Curiosamente, el uniforme escolar japonés se ha tomado como una variante especial del vestuario juvenil, que se encuentra muy plasmado en los medios de comunicación japoneses. Otra forma de moda moderna que se inició en Japón es el cosplay , que consiste en disfrazarse de algún personaje que aparezca en algún medio de comunicación japonés.
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miércoles, 28 de marzo de 2012

Comida japonesa ^^

Tengo que hacerle un regalo a un primo mio que es cocinero y le encanta la comida japonesa! es maás! le gusta tanto, que se fue a Japon a degustar la comida auntentica japonesa.
Para seros sinceros antes de que el subiera fotos a su facebook, pensaba que no iba  aver mas comida que la que vemos nosotros en cuanquier buffet o cuaquier restaurante japones.. pero no!! me equivocaba.. la mayoria de la comida que encontramos en los retaurantes de tradicion japonesa en españa, se an adaptado a nuestro paladar y no hacen la misma cocina que en su pais.
Hace dos semanas estuvimos cenando en su casa y bueno yo y el pescado crudo no nos llevamos bien asi es que no probe el sushi.. pero quien lo probó me confirmo que estaba buenisimooo...
Yo comí unas brochetas de verdura y de merluza (creo que era.. ) que estaban de cine. Lo mejor de la noche fué el postre!! creo q me dijo que se llamaba daifuku.. era una especie de bollo redondito .. que la masa era hecha con arroz y estaba relleno de te verde y fresa, la verdad que al decirme de que estaba relleno no queria probarlo.. pero luego cayeron 3. jeje..
Os adjunto una fotillo de mi postre (que la e cogido de internet, porque ni hice fotos de la cena.. error mio.. me deje la camara en casa (raro en mi jjeje) )y ya me despido ..

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lunes, 26 de marzo de 2012

Furoshiki


Los japoneses dan a la presentación muchísima importancia, el envoltorio de un regalo es casi más importante que el objeto en sí mismo, y forma parte del propio regalo, así que es un detalle a cuidar.
Unos de los envoltorios tradicionales japonés es el FUROSHIKI, una preciosa tela con motivos japoneses que se puede utilizar para envolver un regalo o para simplemente transportar objetos, a modo de bolsa.

 La verdad es que desconocia esta costumbre de los japoneses hasta esta misma mañana. Estaba buscando informacion sobre las muñecas kokeshi y una cosa a llevado a la otra. me a parecido interesante y ademas que en los tiempos que estamos hay que concienciar a la gente con cuidar el medio ambiente.




El Furoshiki es una técnica japonesa que permite con un cuadrado de tela guardar, transportar y envolver todo tipo de objetos, reutilizando luego la tela para otros propósitos.

Es una buena idea incorporarlo para cuando uno hace un regalo: en vez de envolver con un papel que luego se tira, podemos utilizar una tela que despues se recicla para hacer bolsos y mochilas en donde cargar nuestras pertenencias y/o compras. También nos da la oportunidad de regalar dos cosas: el regalo y su envoltorio.
Es un saber práctico y simple, muy fácil de aprender y que una vez incorporado nos permite llevar una vida más respuetuosa con el medio ambiente.

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sábado, 24 de marzo de 2012

Después de todo y antes que nada


Te dije, te digo y te diré, 
porque, el amor es para siempre.

Te digo por ejemplo:
Te quiero ahora que hace calor,
Y ayer que llovía.
En las mañanas nubladas,
Y en las noches abiertas,
Te quiero
Te quiero de pie, tendida,
Dormida y despierta.

Te quiero a la una, a las dos a las tres,
Y a las siempre.

Te quiero,
Te quiero en la casa y te quiero en el camino,
Te quiero después, antes y ahora mismo,
Te quiero,
Te quiero porque me quieres,
Y toda tu me lo gritas,

Te quiero porque en ti comienzo y termino,
Te quiero porque nos encontramos y nos perdemos uno en el otro.
Digamos que te quiero con todos los que soy 
incluyéndome a mí mismo.

Aunque tu sabes mi amor que cuando digo te quiero, 
es Dios que te embellece a través del amor 
y yo soy el encargado de tan bella tarea, 
es decir que cada vez que yo te digo Te quiero, 
Él te dice "Te quiero".

Te quiero cuando la tarde
Te quiero cuando la tarde
Y tus manos tienen frío,
Te quiero frente a la mar,
En el desierto y el río.

Te quiero cuando la Luna
nos confía los secretos,
en la paz de tu mirada,
y el incendio de tu cuerpo.

Te quiero cuando caminas,
Y te quiero cuando cantas,
Te quiero cuando te duermes,
Y más cuando te levantas.

Te quiero cuando la noche
Me hace sentir un poeta,
Te quiero después de todo
Y antes que nada en la tierra

 Facundo Cabral /Alberto Cortés

 Os deseo un buen fin de semana, y a poder ser con mucho amor y cariño, para quien se valla de escapada al campo o a  la playa que sea muuuy largo finde, y para quienes tengan que trabajar; que se os haga leve y divertido a poder ser. Un kimmisaludo.
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miércoles, 21 de marzo de 2012

Reposteria kimmidoll

Azucar, chocolate, caramelo, nata, bizcochos.. mmm... Cuando pensamos esas cosas se nos hacen la boca agua.. sobretodo a mi.. que si pudiera comeria todos los dias dulces y a  todas horas.. menos mal que tengo a mi mami que todavía me recuerda que tengo que comerme las lentejas, y me llama después de comer para ver que he comido y esas cosas.. jejejeje
En mis dias libres me gusta mucho buscar recetas (la mayoría de veces repostería) para estar toda una tarde cocinando, hoy no es mi dia libre pero estaba en el trabajo y eso de que te da el gusanillo y miras el bolso y dices.. ups!! me he dejado el almuerzo!  Y entonces digo.. voy a comer por los ojos! y me pongo google y busco: "recetas originales" bahg.. nada, pato a la mandarina, que si lomo con cocacola, que si jamon con melón.. etc.. eso no me estaba alimentando .. jejeje asi es que otra busqueda..  eemmss.. :" Reportería original" y ahí estaban! tartas, galletas.. bbfff... toda una carta de formas y sabores!! Entoces e visto esto! :
En apariencia parece plastilina!! pero no!! son galletas!! lo malo es que no ponia la receta, yo normalmente hago las galletas con mantequilla, azucar moreno y blanca, harina de trigo, esencia de vainilla, y bicarbonato.. supongo que será darle forma y luego el traje y eso con chocolates y tinte comestible. (que lo compro en iceland, un supermecado ingles de aqui )
Deciros que he encontrado una tarta tambien que vamos.. en esa si que ponía la receta.. bueno mejor que explicaros la apariencia, enseñarosla..
Para hacer esto a parte de tener buena mano para la repostería hay que tener mucha paciencia.. porque si os fijais en los detalles de la mariposa, las flores.. y como no? la kimmi.. bbff... La tarta era un bizcocho de chocolate blanco, con relleno de yogurt griego y fresas naturales...es una obra de arte..
De la tarta si que estaba la receta.. os la paso:
Ingredientes para el bizcocho ( 15 cm de diámetro) para unas 8/9 personas.
150 gr. de mantequilla a dados
150 gr. de chocolate blanco de cobertura
150 gr. de harina normal
75 gr. de harina de fuerza 
3 cucharaditas de levadura royal
200 gr. de azúcar glacé
1 pizca de sal
2 huevos pequeños o 1 de grande
160 ml. de agua
1/2 cucharadita de extracto de vainilla (opcional)

Preparación
Para esta tarta no utilicé ningún robot, es tan fácil de hacer que se puede batir a mano y listo.
Precalentar el horno a 175ºC
Poner spray desmoldante en el molde y papel de horno en el lateral que sobrepase la altura del molde unos 2 cm, así evitaremos que si el bizcocho no se nos derrame del molde si sube mucho.
Si no tenemos spray desmoldante, lo podemos untar con mantequilla y enharinar un poquito.
Poner la mantequilla y el agua en un cazo a fuego medio remover hasta que la mantequilla este derretida, apagar el fuego y añadir el chocolate, volver a remover hasta que este todo bien mezclado.
 Tamizar en otro bol las harinas, añadir el azúcar, la sal y la levadura, remover y hacer un hueco en el centro.
Ya podemos añadir en el centro la mezcla de chocolate y mantequilla, el extracto de vainilla si se quiere y los huevos ( batidos anteriormente ), y remover hasta conseguir una mezcla muy fina.
Ya podemos verter la mezcla en el molde y hornear durante aproximadamente 1 hora.
Esta tarta se dora muy rápido por encima, por eso recomiendo vigilar durante los primeros 5 o 10 minutos y si vemos que esta doradita poner encima un poquito de papel de aluminio y seguir horneando.
Se puede guardar 1 mes en el congelador o 1 semana en la nevera, siempre cerrado herméticamente o con papel film y dentro de una bolsa.


Asi es que nada solo me queda decir que este fin de semana aunque no tengo ningun cumple ni nada que celebrar voy a hacer una tarta muuuy rica!! jejejeje  espero que os guste el blog.. un saludo.
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lunes, 19 de marzo de 2012

¿Cojines kimmidoll?


Indagando por internet he encontrado esta foto, y entonces  he visto que la gente comentaba si vendían los cojines de kimmidolls y tal.. La verdad que yo solo había visto los juegos de cama que vienen los nórdicos y había visto que en las fotos salían con cojines, pero pensaba y pienso que son fundas. He encontrado un cojín de yoshimi, que seguro que habéis visto en algún lado la foto del cojunto completo el nórdico y tal.. pero los cojines son alargados, osea que para un sofá.. como que no!! aaiinnss que especial  soy.. jejeje. Mirar, es este del que os hablo..
 He visto que de las kimmi junior si que hay el cojín entero, pero para un salón no van muy bién, quizás para un cuarto infantil, o una sala de juegos.. El caso es que quiero unos cuantos!!!!! jejejeje  Quedarían genial en mi salón para que engañarnos.. :P
Como no he cesado en mi búsqueda al final he encontrado una página donde vendían fundas, sábanas, cojines de todas las formas.. jejeje. Así es que nada, cuando las tenga en casa, os prometo subir una foto de mi salón y comentaros el tipo de decoración. ^^ kimmisaludo!!
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viernes, 16 de marzo de 2012

La Bella y la Bestia

Había una vez un mercader muy rico que tenía seis hijos, tres varones y tres mujeres; y como era hombre de muchos bienes y de vasta cultura, no reparaba en gastos para educarlos y los rodeó de toda suerte de maestros. Las tres hijas eran muy hermosas; pero la más joven despertaba tanta admiración, que de pequeña todos la apodaban “la bella niña”, de modo que por fin se le quedó este nombre para envidia de sus hermanas.
No sólo era la menor mucho más bonita que las otras, sino también más bondadosa. Las dos hermanas mayores ostentaban con desprecio sus riquezas antes quienes tenían menos que ellas; se hacían las grandes damas y se negaban a que las visitasen las hijas de los demás mercaderes: únicamente las personas de mucho rango eran dignas de hacerles compañía. Se lo pasaban en todos los bailes, reuniones, comedias y paseos, y despreciaban a la menor porque empleaba gran parte de su tiempo en la lectura de buenos libros.
Las tres jóvenes, agraciadas y poseedoras de muchas riquezas, eran solicitadas en matrimonio por muchos mercaderes de la región, pero las dos mayores los despreciaban y rechazaban diciendo que sólo se casarían con un noble: por lo menos un duque o conde
La Bella -pues así era como la conocían y llamaban todos a la menor- agradecía muy cortésmente el interés de cuantos querían tomarla por esposa, y los atendía con suma amabilidad y delicadeza; pero les alegaba que aún era muy joven y que deseaba pasar algunos años más en compañía de su padre.
De un solo golpe perdió el mercader todos sus bienes, y no le quedó más que una pequeña casa de campo a buena distancia de la ciudad.
Totalmente destrozado, lleno de pena su corazón, llorando hizo saber a sus hijos que era forzoso trasladarse a esta casa, donde para ganarse la vida tendrían que trabajar como campesinos.
Sus dos hijas mayores respondieron con la altivez que siempre demostraban en toda ocasión, que de ningún modo abandonarían la ciudad, pues no les faltaban enamorados que se sentirían felices de casarse con ellas, no obstante su fortuna perdida. En esto se engañaban las buenas señoritas: sus enamorados perdieron totalmente el interés en ellas en cuanto fueron pobres.
Puesto que debido a su soberbia nadie simpatizaba con ellas, las muchachas de los otros mercaderes y sus familias comentaban:
-No merecen que les tengamos compasión. Al contrario, nos alegramos de verles abatido el orgullo. ¡Qué se hagan las grandes damas con las ovejas!
Pero, al mismo tiempo, todo el mundo decía:
-¡Qué pena, qué dolor nos da la desgracia de la Bella! ¡Esta sí que es una buena hija! ¡Con qué cortesía le habla a los pobres! ¡Es tan dulce, tan honesta!…
No faltaron caballeros dispuestos a casarse con ella, aunque no tuviese un centavo; mas la joven agradecía pero respondía que le era imposible abandonar a su padre en desgracia, y que lo seguiría a la campiña para consolarlo y ayudarlo en sus trabajos. La pobre Bella no dejaba de afligirse por la pérdida de su fortuna, pero se decía a sí misma:
-Nada obtendré por mucho que llore. Es preciso tratar de ser feliz en la pobreza.
No bien llegaron y se establecieron en la casa de campo, el mercader y sus tres hijos con ropajes de labriegos se dedicaron a preparar y labrar la tierra. La Bella se levantaba a las cuatro de la mañana y se ocupaba en limpiar la casa y preparar la comida de la familia. Al principio aquello le era un sacrificio agotador, porque no tenía costumbre de trabajar tan duramente; mas unos meses más adelante se fue sintiendo acostumbrada a este ritmo y comenzó a sentirse mejor y a disfrutar por sus afanes de una salud perfecta. Cuando terminaba sus quehaceres se ponía a leer, a tocar el clavicordio, o bien a cantar mientras hilaba o realizaba alguna otra labor. Sus dos hermanas, en cambio, se aburrían mortalmente; se levantaban a las diez de la mañana, paseaban el día entero y su única diversión era lamentarse de sus perdidas galas y visitas.
-Mira a nuestra hermana menor -se decían entre sí-, tiene un alma tan vulgar, y es tan estúpida, que se contenta con su miseria.
El buen labrador, el padre, en cambio, sabía que la Bella era trabajadora, constante, paciente y tesonera, y muy capaz de brillar en los salones, en cambio sus hermanas... Admiraba las virtudes de su hija menor, y sobre todo su paciencia, ya que las otras no se contentaban con que hiciese todo el trabajo de la casa, sino que además se burlaban de ella.
Hacía ya un año que la familia vivía en aquellas soledades cuando el mercader recibió una carta en la cual le anunciaban que cierto navío acababa de arribar, felizmente, con una carga de mercancías para él. Esta noticia trastornó por completo a sus dos hijas mayores, pues imaginaron que por fin podrían abandonar aquellos campos donde tanto se aburrían y además lo único que se les cruzaba por la cabeza era volver a la ociosa y fatua vida en las fiestas y teatros, mostrando riquezas; por lo que, no bien vieron a su padre ya dispuesto para salir, le pidieron que les trajera vestidos, chalinas, peinetas y toda suerte de bagatelas. La Bella no dijo una palabra, pensando para sí que todo el oro de las mercancías no iba a bastar para los encargos de sus hermanas.
-¿No vas tú a pedirme algo? -le preguntó su padre.
-Ya que tienes la bondad de pensar en mí -respondió ella-, te ruego que me traigas una rosa, pues por aquí no las he visto.
No era que la desease realmente, sino que no quería afear con su ejemplo la conducta de sus hermanas, las cuales habían dicho que si no pedía nada era sólo por darse importancia.
Partió, pues, el buen mercader; pero cuando llegó a la ciudad supo que había un pleito andando en torno a sus mercaderías, y luego de muchos trabajos y penas se halló tan pobre como antes. Y así emprendió nuevamente el camino hacia su vivienda. No tenía que recorrer más de treinta millas para llegar a su casa, y ya se regocijaba con el gusto de ver otra vez a sus hijas; pero erró el camino al atravesar un gran bosque, y se perdió dentro de él, en medio de una tormenta de viento y nieve que comenzó a desatarse.
Nevaba fuertemente; el viento era tan impetuoso que por dos veces lo derribó del caballo; y cuando cerró la noche llegó a temer que moriría de hambre o de frío; o que lo devorarían los lobos, a los que oía aullar muy cerca de sí. De repente, tendió la vista por entre dos largas hileras de árboles y vio una brillante luz a gran distancia.
Se encaminó hacia aquel sitio y al acercarse observó que la luz salía de un gran palacio todo iluminado. Se apresuró a refugiarse allí; pero su sorpresa fue considerable cuando no encontró a persona alguna en los patios. Su caballo, que lo seguía, entró en una vasta caballeriza que estaba abierta, y habiendo hallado heno y avena, el pobre animal, que se moría de hambre, se puso a comer ávidamente. Después de dejarlo atado, el mercader pasó al castillo, donde tampoco vio a nadie; y por fin llegó a una gran sala en que había un buen fuego y una mesa cargada de viandas con un solo cubierto. Quizás pecaría de atrevido, pero se dirigió hacia allí. La tentación fue muy grande, pues la lluvia y la nieve lo habían calado hasta los huesos; se arrimó al fuego para secarse, diciéndose a sí mismo: “El dueño de esta casa y sus sirvientes, que no tardarán en dejarse ver, sin duda me perdonarán la libertad que me he tomado.”
Se quedó aún esperando un rato largo, observaba hacia los otros recintos para tratar de ubicar a algún habitante en la mansión, pero cuando sonaron once campanadas sin que se apareciese nadie, no pudo ya resistir el hambre, y apoderándose de un pollo se lo comió con dos bocados a pesar de sus temblores. Bebió también algunas copas de vino, y ya con nueva audacia abandonó la sala y recorrió varios espaciosos aposentos, magníficamente amueblados. En uno de ellos encontró una cama dispuesta, y como era pasada la medianoche, y se sentía rendido de cansancio, entumecido y aturdido de la aventura pasada hasta encontrar este cobijo, decidió cerrar la puerta y acostarse a dormir.
Eran las diez de la mañana cuando se levantó al día siguiente, y no fue pequeña su sorpresa al encontrarse un traje como hecho a su medida en vez de sus viejas y gastadas ropas. “Sin duda”, se dijo, “o no he despertado, o este palacio pertenece a un hada buena que se ha apiadado de mí.”
Miró por la ventana y no vio el menor rastro de nieve, sino de un jardín cuyos floridos canteros encantaban la vista. Entró luego en la estancia donde cenara la víspera, y halló que sobre una mesita lo aguardaba una taza de chocolate.
-Le doy las gracias, señora hada -dijo en alta voz-, por haber tenido la bondad de albergarme en noche tan inhóspita y de pensar en mi desayuno.
El buen hombre, después de tomar el chocolate, salió en busca de su caballo, y al pasar por un sector lleno de rosas blancas recordó la petición de la Bella y cortó una para llevársela. En el mismo momento se escuchó un gran estruendo y vio que se dirigía hacia él una bestia tan horrenda, que le faltó poco para caer desmayado.
-¡Ah, ingrato! -le dijo la Bestia con voz terrible-. Yo te salvé la vida al recibirte y darte cobijo en mi palacio, y ahora, para mi pesadumbre, tú me arrebatas mis rosas, ¡a las que amo sobre todo cuanto hay en el mundo! Será preciso que mueras, a fin de reparar esta falta.
El mercader se arrojó a sus pies, juntó las manos y rogó a la Bestia:
-Monseñor, perdóname, pues no creía ofenderte al tomar una rosa; es para una de mis hijas, que me la había pedido.
-Yo no me llamo Monseñor -respondió el monstruo- sino la Bestia. No me gustan los halagos, y sí que los hombres digan lo que sienten; no esperes conmoverme con tus lisonjas. Mas tú me has dicho que tienes hijas; estoy dispuesto a perdonarte con la condición de que una de ellas venga a morir en lugar tuyo. No me repliques: parte de inmediato; y si tus hijas rehúsan morir por ti, júrame que regresarás dentro de tres meses.
No pensaba el buen hombre sacrificar una de sus hijas a tan horrendo monstruo, pero se dijo: “Al menos me queda el consuelo de darles un último abrazo.” Juró, pues, que regresaría, y la Bestia le dijo que podía partir cuando quisiera.
-Pero no quiero que te marches con las manos vacías -añadió-. Vuelve a la estancia donde pasaste la noche: allí encontrarás un gran cofre en el que pondrás cuanto te plazca, y yo lo haré conducir a tu casa.
Dicho esto se retiró la Bestia, y el hombre se dijo:
“Si es preciso que muera, tendré al menos el consuelo de que mis hijas no pasen hambre.”
Volvió, pues, a la estancia donde había dormido, y halló una gran cantidad de monedas de oro con las que llenó el cofre de que le hablara la Bestia, lo cerró, fue a las caballerizas en busca de su caballo y abandonó aquel palacio con una gran tristeza, pareja a la alegría con que entrara en él la noche antes en busca de albergue. Su caballo tomó por sí mismo una de las veredas que había en el bosque, y en unas pocas horas se halló de regreso en su pequeña granja.
Se juntaron sus hijas en torno suyo y, lejos de alegrarse con sus caricias, el pobre mercader se echó a llorar angustiado mirándolas. Traía en la mano el ramo de rosas que había cortado para la Bella, y al entregárselo le dijo:
-Bella, toma estas rosas, que bien caro costaron a tu desventurado padre.
Y enseguida contó a su familia la funesta aventura que acababa de sucederle. Al oírlo, sus dos hijas mayores dieron grandes alaridos y llenaron de injurias a la Bella, que no había derramado una lágrima.
-Miren a lo que conduce el orgullo de esta pequeña criatura -gritaban-. ¿Por qué no pidió adornos como nosotras? ¡Ah, no, la señorita tenía que ser distinta! Ella va a causar la muerte de nuestro padre, y sin embargo ni siquiera llora.
-Mi llanto sería inútil -respondió la Bella-. ¿Por qué voy a llorar a nuestro padre si no es necesario que muera? Puesto que el monstruo tiene a bien aceptar a una de sus hijas, yo me entregaré a su furia y me consideraré muy dichosa, pues habré tenido la oportunidad de salvar a mi padre y demostrarle a ustedes y a él mi ternura.
-No, hermana -dijeron sus tres hermanos-, tampoco es necesario que tú mueras; nosotros buscaremos a ese monstruo y lo mataremos o pereceremos bajo sus golpes.
-No hay que soñar, hijos míos -dijo el mercader-. El poderío de esa Bestia es tal que no tengo ninguna esperanza de matarla. Me conmueve el buen corazón de Bella, pero jamás la expondré a la muerte. Soy viejo, me queda poco tiempo de vida; sólo perderé unos cuantos años, de los que únicamente por ustedes siento desprenderme, mis hijos queridos.
-Te aseguro, padre mío -le dijo la Bella-, que no irás sin mí a ese palacio; tú no puedes impedirme que te siga. En parte fui responsable de tu desventura. Como soy joven, no le tengo gran apego a la vida, y prefiero que ese monstruo me devore a morirme de la pena y el remordimiento que me daría tu pérdida.
Por más que razonaron con ella no hubo forma de convencerla, y sus hermanas estaban encantadas, porque las virtudes de la joven les había inspirado siempre unos celos irresistibles. Al mercader lo abrumaba tanto el dolor de perder a su hija, que olvidó el cofre repleto de oro; pero al retirarse a su habitación para dormir su sorpresa fue enorme al encontrarlo junto a la cama. Decidió no decir una palabra a sus hijos de aquellas nuevas y grandes riquezas, ya que habrían querido retornar a la ciudad y él estaba resuelto a morir en el campo; pero reveló el secreto a la Bella, quien a su vez le confió que en su ausencia habían venido de visita algunos caballeros, y que dos de ellos amaban a sus hermanas. Le rogó que les permitiera casarse, pues era tan buena que las seguía queriendo y las perdonaba de todo corazón, a pesar del mal que le habían hecho.
El día en que partieron la Bella y su padre, las dos perversas muchachas se frotaron los ojos con cebolla para tener lágrimas con que llorarlos; sus hermanos, en cambio, lloraron de veras, como también el mercader, y en toda la casa la única que no lloró fue la Bella, pues no quería aumentar el dolor de los otros.
Echó a andar el caballo hacia el palacio, y al caer la tarde apareció éste todo iluminado como la primera vez. El caballo se fue por sí solo a la caballeriza, y el buen hombre y su hija pasaron al gran salón, donde encontraron una mesa magníficamente servida en la que había dos cubiertos. El mercader no tenía ánimo para probar bocado, pero la Bella, esforzándose por parecer tranquila, se sentó a la mesa y le sirvió, aunque pensaba para sí:
“La Bestia quiere que engorde antes de comerme, puesto que me recibe de modo tan espléndido.”
En cuanto terminaron de cenar se escuchó un gran estruendo y el mercader, llorando, dijo a su pobre hija que se acercaba la Bestia. No pudo la Bella evitar un estremecimiento cuando vio su horrible figura, aunque procuró disimular su miedo, y al interrogarla el monstruo sobre si la habían obligado o si venía por su propia voluntad, ella le respondió que sí, temblando, que era decisión propia.
-Eres muy buena -dijo la Bestia-, y te lo agradezco mucho. Tú, buen hombre, partirás por la mañana y no sueñes jamás con regresar aquí. Nunca. Adiós, Bella.
-Adiós, señor -respondió la muchacha.
Y enseguida se retiró la Bestia.
-¡Ah, hija mía -dijo el mercader, abrazando a la Bella- yo estoy casi muerto de espanto! Hazme caso y deja que me quede en tu sitio.
-No, padre mío -le respondió la Bella con firmeza-, tú partirás por la mañana.
Fueron después a acostarse, creyendo que no dormirían en toda la noche; mas sus ojos se cerraron apenas pusieron la cabeza en la almohada. Mientras dormía vio la Bella a una dama que le dijo:
-Tu buen corazón me hace muy feliz, Bella. No ha de quedar sin recompensa esta buena acción de arriesgar tu vida por salvar la de tu padre.
Le contó el sueño al buen hombre la Bella al despertarse; y aunque le sirvió un tanto de consuelo, no alcanzó a evitar que se lamentara con grandes sollozos al momento de separarse de su querida hija.
En cuanto se hubo marchado se dirigió la Bella a la gran sala y se echó a llorar; pero, como tenía sobrado coraje, resolvió no apesadumbrarse durante el poco tiempo que le quedase de vida, pues tenía el convencimiento de que el monstruo la devoraría aquella misma tarde. Mientras esperaba decidió recorrer el espléndido castillo, ya que a pesar de todo no podía evitar que su belleza la conmoviese. Su asombro fue aún mayor cuando halló escrito sobre una puerta:
Aposento de la Bella
La abrió precipitadamente y quedó deslumbrada por la magnificencia que allí reinaba; pero lo que más llamó su atención fue una bien provista biblioteca, un clavicordio y numerosos libros de música, lo que reunía todo lo que a ella le hacía la vida placentera.
-No quiere que esté triste -se dijo en voz baja, y añadió de inmediato-: para un solo día no me habría reunido tantas cosas.
Este pensamiento reanimó su valor, y poco después, revisando la biblioteca, encontró un libro en que aparecía la siguiente inscripción en letras de oro:
Disponga, ordene, aquí es usted la reina y señora.
-¡Ay de mí -suspiró ella-, nada deseo sino ver a mi pobre padre y saber qué está haciendo ahora!
Había dicho estas palabras para sí misma: ¡cuál no sería su asombro al volver los ojos a un gran espejo y ver allí su casa, adonde llegaba entonces su padre con el semblante lleno de tristeza! Las dos hermanas mayores acudieron a recibirlo, y a pesar de los aspavientos que hacían para aparecer afligidas, se les reflejaba en el rostro la satisfacción que sentían por la pérdida de su hermana, por haberse desprendido de la hermana que les hacía sombra con su belleza y bondad. Desapareció todo en un momento, y la Bella no pudo dejar de decirse que la Bestia era muy complaciente, y que nada tenía que temer de su parte.
Al mediodía halló la mesa servida, y mientras comía escuchó un exquisito concierto, aunque no vio a persona alguna. Esa tarde, cuando iba a sentarse a la mesa, oyó el estruendo que hacía la Bestia al acercarse, y no pudo evitar un estremecimiento.
-Bella -le dijo el monstruo-, ¿permitirías que te mirase mientras comes?
-Tú eres el dueño de esta casa -respondió la Bella, temblando.
-No -dijo la Bestia-, no hay aquí otra dueña que tú. Si te molestara no tendrías más que pedirme que me fuese, y me marcharía enseguida. Pero dime: ¿no es cierto que me encuentras muy feo?
-Así es -dijo la Bella-, pues no sé mentir; pero en cambio creo que eres muy bueno.
-Tienes razón -dijo el monstruo-, aun cuando yo no pueda juzgar mi fealdad, pues no soy más que una bestia.
-No se es una bestia -respondió la Bella- cuando uno admite que es incapaz de juzgar sobre algo. Los necios no lo admitirían.
-Come, pues -le dijo el monstruo-, y trata de pasarlo bien en tu casa, que todo cuanto hay aquí te pertenece, y me apenaría mucho que no estuvieses contenta.
-Eres muy bondadoso -respondió la Bella-. Te aseguro que tu buen corazón me hace feliz. Cuando pienso en ello no me pareces tan feo.
-¡Oh, señora -dijo la Bestia- , tengo un buen corazón, pero no soy más que una bestia!
-Hay muchos hombres más bestiales que tú -dijo la Bella-, y mejor te quiero con tu figura, que a otros que tienen figura de hombre y un corazón corrupto, ingrato, burlón y falso.
La Bella, que ya apenas le tenía miedo, comió con buen apetito; pero creyó morirse de pavor cuando el monstruo le dijo:
-Bella, ¿querrías ser mi esposa?
Largo rato permaneció la muchacha sin responderle, ya que temía despertar su cólera si rehusaba, y por último le dijo, estremeciéndose:
-No, Bestia.
Quiso suspirar al oírla el pobre monstruo, pero de su pecho no salió más que un silbido tan espantoso, que hizo retemblar el palacio entero; sin embargo, la Bella se tranquilizó enseguida, pues la Bestia le dijo tristemente:
-Adiós, entonces, Bella -y salió de la sala volviéndose varias veces a mirarla por última vez.
Al quedarse sola, la Bella sintió una gran compasión por esta pobre Bestia.
“¡Ah, qué pena”, se dijo, “que siendo tan bueno, sea tan feo!”
Tres apacibles meses pasó la Bella en el castillo. Todas las tardes la Bestia la visitaba, y la entretenía y observaba mientras comía, con su conversación llena de buen sentido, pero jamás de aquello que en el mundo llaman ingenio. Cada día la Bella encontraba en el monstruo nuevas bondades, y la costumbre de verlo la había habituado tanto a su fealdad, que lejos de temer el momento de su visita, miraba con frecuencia el reloj para ver si eran las nueve, ya que la Bestia jamás dejaba de presentarse a esa hora, Sólo había una cosa que la apenaba, y era que la Bestia, cotidianamente antes de retirarse, le preguntaba cada noche si quería ser su esposa, y cuando ella rehusaba parecía traspasado de dolor. Un día le dijo:
-Mucha pena me das, Bestia. Bien querría complacerte, pero soy demasiado sincera para permitirte creer que pudiese hacerlo nunca. Siempre he de ser tu amiga: trata de contentarte con esto.
-Forzoso me será -dijo la Bestia-. Sé que en justicia soy horrible, pero mi amor es grande. Entretanto, me siento feliz de que quieras permanecer aquí. Prométeme que no me abandonarás nunca.
La Bella enrojeció al escuchar estas palabras. Había visto en el espejo que su padre estaba enfermo de pesar por haberla perdido, y deseaba volverlo a ver.
-Yo podría prometerte -dijo a la Bestia- que no te abandonaré nunca, si no fuese porque tengo tantas ansias de ver a mi padre, que me moriré de dolor si me niegas ese gusto.
-Antes prefiero yo morirme -dijo el monstruo- que causarte el pesar más pequeño. Te enviaré a casa de tu padre, y mientras estés allí morirá tu Bestia de pena.
-¡Oh, no -respondió la Bella, llorando-, te quiero demasiado para tolerarlo! Prometo regresar dentro de ocho días. Me has hecho ver que mis hermanas están casadas y mis hermanos en el ejército. Mi padre se ha quedado solo. Permíteme que pase una semana en su compañía.
-Mañana estarás con él -dijo la Bestia-, pero acuérdate de tu promesa. Cuando quieras regresar no tienes más que poner tu sortija sobre la mesa a la hora del sueño. Adiós, Bella.
La Bestia suspiró, según su costumbre, al decir estas palabras, y la Bella se acostó con la tristeza de verlo tan apesadumbrado. Cuando despertó a la mañana siguiente se hallaba en casa de su padre. Sonó a poco una campanilla que estaba junto a la cama y apareció la sirvienta, quien dio un gran grito al verla. Acudió rápidamente a sus voces el buen padre, y creyó morir de alegría porque recobraba a su querida hija, con la cual estuvo abrazado más de un cuarto de hora.
Luego de estas primeras efusiones, la Bella recordó que no tenía ropas con que vestirse, pero la sirvienta le dijo que en la vecina habitación había encontrado un cofre lleno de magníficos vestidos con adornos de oro y diamantes. Agradecida a las atenciones de la Bestia, pidió la Bella que le trajesen el más modesto de aquellos vestidos y que guardasen los otros para regalárselos a sus hermanas; pero apenas había dado esta orden desapareció el cofre. Su padre comentó que sin duda la Bestia quería que conservase para sí los regalos, y al instante reapareció el cofre donde estuviera antes.
Se vistió la Bella, y entretanto avisaron a las hermanas, que acudieron en compañía de sus esposos. Las dos eran muy desdichadas en sus matrimonios, pues la primera se había casado con un gentilhombre tan hermoso como Cupido, pero que no pensaba sino en su propia figura, a la que dedicaba todos sus desvelos de la mañana a la noche, menospreciando la belleza de su esposa. La segunda, en cambio, tenía por marido a un hombre cuyo gran talento no servía más que para mortificar a todo el mundo, empezando por su esposa.
Cuando vieron a la Bella ataviada como una princesa, y más hermosa que la luz del día, las dos creyeron morir de dolor. Aunque la Bella les hizo mil caricias no les pudo aplacar los celos, que se recrudecieron cuando les contó lo feliz que se sentía. Bajaron las dos al jardín para llorar allí a sus anchas.
-¿Por qué es tan dichosa esa pequeña criatura? ¿No somos nosotras más dignas de la felicidad que ella?
-Hermana -dijo la mayor-, se me ocurre una idea. Tratemos de retenerla aquí más de ocho días: esa estúpida Bestia pensará entonces que ha roto su palabra, y quizás la devore.
-Tienes razón, hermana mía -respondió la otra-. Y para conseguirlo la llenaremos de halagos.
Y tomada esta resolución, volvieron a subir y dieron a su hermana tantas pruebas de cariño, que la Bella lloraba de felicidad. Al concluirse el plazo comenzaron a arrancarse los cabellos y a dar tales muestras de aflicción por su partida, que les prometió quedarse otros ocho días.
Sin embargo, la Bella se reprochaba el pesar que así causaba a su pobre monstruo, a quien amaba de todo corazón, y se entristecía de no verlo. La décima noche que estuvo en casa de su padre, soñó que se hallaba en el jardín del castillo, y que veía cómo la Bestia, inerte sobre la hierba, a punto de morir, la reconvenía por sus ingratitudes. Despertó sobresaltada, con los ojos llenos de lágrimas.
“¿No soy yo bien perversa”, se dijo, “pues le causo tanto pesar cuando de tal modo me quiere? ¿Tiene acaso la culpa de su fealdad y su falta de inteligencia? Su buen corazón importa más que todo lo otro. ¿Por qué no he de casarme con él? Seré mucho más feliz que mis hermanas con sus maridos. Ni la belleza ni la inteligencia hacen que una mujer viva contenta con su esposo, sino la bondad de carácter, la virtud y el deseo de agradar; y la Bestia posee todas estas cualidades. Aunque no amor, sí le tengo estimación y amistad. ¿Por qué he de ser la causa de su desdicha, si luego me reprocharía mi ingratitud toda la vida?”
Con estas palabras la Bella se levantó, puso su sortija sobre la mesa y volvió a acostarse. Apenas se tendió sobre la cama se quedó dormida, y al despertarse a la mañana siguiente vio con alegría que se hallaba en el castillo de la Bestia. Se vistió con todo esplendor por darle gusto, y creyó morir de impaciencia en espera de que fuesen las nueve de la noche; pero el monstruo no apareció al dar el reloj la hora. Creyó entonces que le habría causado la muerte, y exhalando profundos suspiros, a punto de desesperarse, recorrió la Bella el castillo entero, buscando inútilmente por todas partes. Recordó entonces su sueño y corrió por el jardín hacia el estanque junto al cual lo viera en sueños. Allí encontró a la pobre Bestia sobre la hierba, perdido el conocimiento, y pensó que había muerto. Sin el menor asomo de horror se dejó caer a su lado, y al sentir que aún le latía el corazón, tomó un poco de agua del estanque y le roció la cabeza. Abrió la Bestia los ojos y dijo a la Bella:
-Olvidaste tu promesa, y el dolor de haberte perdido me llevó a dejarme morir de hambre. Pero ahora moriré contento, pues tuve la dicha de verte una vez más.
-No, mi Bestia querida, no vas a morirte -le dijo la Bella-, sino que vivirás para ser mi esposo. Desde este momento te prometo mi mano, y juro que no perteneceré a nadie sino a ti. ¡Ah, yo creía que sólo te tenía amistad, pero el dolor que he sentido me ha hecho ver que no podría vivir sin verte!
Apenas había pronunciado estas palabras la Bella vio que todo el palacio se iluminaba con luces resplandecientes: los fuegos artificiales, la música, todo era anuncio de una gran fiesta; pero ninguna de estas bellezas logró distraerla, y se volvió hacia su querido monstruo, cuyo peligro la hacía estremecerse. ¡Cuál no sería su sorpresa! La Bestia había desaparecido y en su lugar había un príncipe más hermoso que el Amor, que le daba las gracias por haber puesto fin a su encantamiento. Aunque este príncipe mereciese toda su atención, no pudo dejar de preguntarle dónde estaba la Bestia.
-Aquí, a tus pies -le dijo el príncipe-. Cierta maligna hada me ordenó permanecer bajo esa figura, privándome a la vez del uso de mi inteligencia, hasta que alguna bella joven consintiera en casarse conmigo. En todo el mundo tú sola has sido capaz de conmoverte con la bondad de mi corazón; ni aun ofreciéndote mi corona podría demostrarte la gratitud que te guardo y nunca podré pagar la deuda que he contraído contigo.
La Bella, agradablemente sorprendida, tendió su mano al hermoso príncipe para que se levantase. Se encaminaron después al castillo, y la joven creyó morir de dicha cuando encontró en el gran salón a su padre y a toda la familia, a quienes la hermosa dama que viera en sueños había traído hasta allí.
-Bella -le dijo esta dama, que era un hada poderosa-, ven a recibir el premio de tu buena elección: has preferido la virtud a la belleza y a la inteligencia, y por tanto mereces hallar todas estas cualidades reunidas en una sola persona. Vas a ser una gran reina: yo espero que tus virtudes no se desvanecerán en el trono. Y en cuanto a ustedes, señoras -agregó el hada, dirigiéndose a sus hermanas-, conozco sus corazones y toda la malicia que encierran. Conviértanse en estatuas, pero conserven la razón adentro de la piedra que va a envolverlas. Estarán a la puerta del palacio de la Bella, y no les pongo otra pena que la de ser testigos de su felicidad. No podrán volver a su primer estado hasta que reconozcan sus faltas; pero me temo mucho que no dejarán jamás de ser estatuas. Pues uno puede recobrarse del orgullo, la cólera, la gula y la pereza; pero es una especie de milagro que se corrija un corazón maligno y envidioso.
En este punto dio el hada un golpe en el suelo con una varita y transportó a cuantos estaban en la sala al reino del príncipe. Sus súbditos lo recibieron con júbilo, y a poco se celebraron sus bodas con la Bella, quien vivió junto a él muy largos años en una felicidad perfecta, pues estaba fundada en la virtud.
    Autor:  Jeanne Marie Leprince de Beaumon
Valor educativo: Evitar la superficialidad. Sacrificio y bondad
 www.kimmistore.es

miércoles, 14 de marzo de 2012

Zoe

Desde que mi hermana mayor se quedó embarazada dedico mucho tiempo a elegir el nombre de su bebé. Y como no, hizo la mejor eleccion, hoy os hablo de el, porq al tenerlas lejos las echo mucho de menos. Y ademas porq me encanta el nombre q escogio.. en fin decicio ponerle Zoe, es griego y significa vida. Buscando por internet que es un abanico de informacion e encontrado muchas cosas sobre el nombre de mi sobrina, he encontrado un analisis por numerologia del nombre. (lo comparto con vosotras)
Naturaleza Emotiva:

Naturaleza emotiva y protectora. Se expresa por medio del ornato, las relaciones humanas y la vida en el hogar. Ama la reciprocidad y la amistad. Le gusta ser apreciado.

Naturaleza Expresiva:

Insistente. Se expresa en la independencia de acción y en la originalidad de conceptos. Ama los modales distinguidos, la ropa de calidad, todo lo que tiene valor.

Talento Natural:

Es mente de pensamiento deductivo. Se expresa como pensador independiente, con autoridad y lealtad, generalmente en actividades exclusivas, más dependiente de la intuición que de la razón. Recibe aumento en tareas que requieren meditación, inspiración, inmersión en las profundidades del ser y de las cosas. Ama lo complejo y lo elevado, lo que se siente y lo que se presiente.
Podría destacar en profesiones como científica, profesora, ocultista, escritora, horticultora, inventora, abogada, actriz, analista o líder religioso.

Comentaros que mi hermana al igual que yo somo unas coleccionistas de las kimmidolls.. y al conocer las kimmijunior nos quedamos enamoradas de una en especial.. no ahce falta q os diga como se llama esta encantadora kimmi no?? jejejeje Pues sii.. se llama Zoe.. es muy linda. el otro dia le mande un pedido a mi hermana con la muñeca, una hucha y una taza de esta kimmi.. Y le encantó.. sobre todo a mi sobri.. aunque dice que no es ella porque tiene el pelo azul.. y ella es rubia pero que le gusta mucho.. jajaja

Con suerte las veo esta semana santa y le tengo preparado un cuaderno para colorear, y un joyero. No puedo remediar consentirlaes la pequeña de la casa. Aunque viene otra de camino! :D le dire a mi hermana q le ponga Cindi, billie, molly, lexi o gracie.. jejejeje asi no lo tengo dificil para los regalos.
Por cierto podeis comprar vuestras kimmidolls y kimmijunior en www.kimmistore.es que os lo mandan envuelto y donde querais! ^^

lunes, 12 de marzo de 2012

Un dia de excursión! :D

Por fiiinnn... un dia libre.. un dia de descanso. Me fui de excursion al campo y me llevé conmigo a mis kimmidolls preferidas junto con mi renflex. Nada mas llegar me acerque a la orilla del pantano y no pude me resistir a hacer unas fotos junto al agua.

El dia acompañaba la belleza de mis muñecas...
en la foto os enseño a Yoko, Yua, Tamaki y Sora.

El paisaje en aquella zona es precioso, no hay mucha vegetacion pero el agua hace que el paisaje sea bonito.

 
El aire se respira fresco por las montañas de el alrededor. Y se acompaña de un suave aroma a romero en flor, ya que se acerca la primavera!!!
una de mis estaciones preferidas.


Acordandome de una cancion de Manuel         Pareja-Obregón o lo pongo para que lo leeais.






La flor del romero llora.
La flor del romero a solas
llora cuando ve que cortan
margaritas y amapolas.
La flor del romero llora.

También llora la ribera
cuando el río arrastra flores
al llegar la primavera.
También llora la ribera.

Yo también lloré de pena
aquel día en que con otro
caminabas por la arena.
También yo sufrí de pena.

Dios quiso crear el vuelo.
Dios quiso crear el vuelo
y por eso le dio alas
a los pájaros del cielo.
Dios quiso crear el vuelo.

También hizo el firmamento
repartiendo por el mundo
la semilla de los vientos.
También hizo el firmamento.

Es por eso que la gente
lucha contra las cadenas
con espíritu valiente.
Pues libre nació la gente.


Bueno llego el fin de mi dia libre y como despedida de ese maravilloso dia en el campo hice un aultima foto, ya con ella em despido tambien de vosotros. un saludo


lunes, 5 de marzo de 2012

Kimmi junior




Si ya estabamos encantados con las kimmidolls, quiero enseñaros a las kimmi junior. Para quien desconocia su existencia, son muñecas hechas del mismo material que als kimmidolls, solo que sus kimonos son mas infantiles, al igual que nosotros los adultos tenemos este capricho tan de moda, los peques de la casa tambien tienen derecho a disfrutar de estas colecciones.

 Lo asombrante de esta coleccion es que los mas pequeños no se aburren, no solo son muñecas para coleccionar o decorar. Hay diarios para que escriban sus secretos sus amistades.. esas cosas que no quieren que nadie sepan, ¿quien no a tenenido un diario?


Tambien hay cuadernos, huchas, tazas para esos desayunos tan locos y divertidos., ¿como no? llaveros.. y a mi gusto lo mas bonito y divertidos.. son unos boligrafos de madera pintados a mano con motivo de las muñecas, cada boligrafo representa una.

Encuentra la tuya en: www.kimmistore.es